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El arte de confiar y liderar

La docente de la Escuela de Liderazgo Empresarial, María del Pilar Rodríguez está desarrollando una serie de artículos enfocados en temas de liderazgo, a continuación podrán observar la segunda nota de muchas que se publicarán mes a mes.

En un mundo donde el cambio está al abrir y cerrar de ojos, se espera que el entorno organizacional sea más saludable con mejores prácticas humanas, tal vez, antes, una manera de trabajo solo se limitaba a brindar instrucciones, sin embargo, este trabajo manual casi ha desaparecido. La tarea básica no es el individuo, sino, los procesos o equipos vistos desde la efectividad, independientemente del trabajo individual, porque se hace necesario la coordinación de acciones con otros.

La mayoría de las personas quieren tener voz, sentirse escuchadas, generar interacciones, lo que demanda habilidades conversacionales, tales como, hacer preguntas diferentes y poderosas y aprender a escuchar; sin embargo, no es solo eso, para que una conversación sea productiva es vital edificar confianza mutua.

La inspiración que el líder proyecta a su gente contribuye en gran parte para la realización del propósito superior bajo un marco ético, de igual manera, dinamiza el trabajo colaborativo con este fin. Otro factor importante, que los equipos de trabajo valoran para legitimar y respetar al líder, es observar lo que hace para conocer si se trata de una persona confiable, capaz de servir a otros o, si, por el contrario, se trata de una persona que solo se sirve a sí misma.

El enfoque del liderazgo basado en la gestión del ser, los equipos, los procesos y de manera sostenible, propone que una de las decisiones fundamentales que toma un líder es la de optar por servir, conectar y desarrollar a su gente, así como también, integrar la productividad, siendo esta una consecuencia de liderar las personas y administrar los procesos de manera óptima, facilitando a los equipos de trabajo una convivencia armónicamente productiva.

Lo anterior, da paso para explorar al liderazgo basado en la confianza y el servicio, partiendo de la premisa de que nadie puede dar a otros lo que no posee; es decir: para poder ser líder de otros, es necesario generar confiabilidad, antes que nada, ser líder de sí mismo, de su propia vida; para ser capaz de generar escenarios de confianza, por lo tanto, primero se desarrolla la confianza propia.

La confianza es como un tejido intuitivo a partir del cual se cree en algo o alguien, existiendo dos formas:

Racional basada en expectativas:

Confianza consciente derivada de buenas razones, evidencia definitiva, o experiencia pasada. Ej.: “Este director se ha ganado la confianza de su gente a pulso, ya que trabaja muy duro y pone el ejemplo de lo que es un buen trabajo”

Instintiva:

Esta confianza no obedece a ninguna expectativa racional y es otorgada libremente. Ej.: “En donde esta persona se para, cambia la energía y todo mundo está dispuesto a comprometerse con él”. La confianza es como el amor, y su presencia o ausencia puede hacer una poderosa diferencia en la vida.

Según Jack Gibb, la confianza es “la clave de todo. La vida es más total, más completa y más celebrativa, cuando confiamos en nosotros mismos, en las otras personas, en nuestras organizaciones y en el proceso de la vida. La confianza es el filtro mágico que transforma aquello en que se confía” ….

“Cuando yo creo en mí, soy capaz de convertirme en lo que quiero ser…cuando confío en ti, soy capaz de permitir que tú seas quién eres…y, cuando confío en el proceso de la vida, soy capaz de unirme a otros en el viaje de la vida”.

Entonces, el logro de los objetivos puede obstaculizarse cuando la confianza interpersonal entre los miembros es baja o no existe; este factor con importante frecuencia conduce al fracaso para lograr los objetivos, o si se logran, se paga un alto costo de desgaste en las personas y de desperdicio de recursos.

Lo opuesto a la confianza es el temor, detiene el flujo de la energía y produce el surgimiento de las defensas al sentir las personas que son atacadas. La gente dirige su energía no al descubrimiento y a la creatividad, sino a protegerse a sí misma de peligros percibidos, esperados o imaginados.  Por tanto, se desdibuja la seguridad de la posición en el grupo y cada quien se cubre a través de máscaras que le proteja, interesándose más en cómo debe cubrir las expectativas de los otros, lo que le hace difícil estar con ellos.

La invitación, es continuar tejiendo vínculo de calidad basado en la confianza con sí mismo y con los equipos de trabajo.

Líder recuerde… expanda su capacidad de inspirar, servir, conectar con su equipo de trabajo y desarrollar las habilidades que le permita a cada quien, ser aquella persona que genuinamente espera ser.

Por: María del Pilar Rodríguez Sánchez

Nuestro equipo Facultad de Administración Departamento de Administración y Finanzas

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