El profesor Hernando Uribe Castro nació en la ciudad de Cali y su vida va tener como principal escenario el barrio La Nueva Floresta, donde se crió junto a su familia. Nació un 14 de noviembre de 1972, siendo el séptimo de ocho hermanos.

Para este año, 2018, tiene 45 años y con ello un acumulado de recuerdos, memorias y enseñanzas que le han permitido estar donde se encuentra hoy, siendo el jefe del Departamento de Ciencias Sociales y Económicas, padre de dos hijos, un joven de 27 años y su niña, quien está por cumplir los 17 años.  

El gusto por las Humanidades y las Ciencias Sociales se hizo notorio desde muy niño, “siempre quise ser docente, me acuerdo que jugaba con mis sobrinitos a la escuela. En el colegio, de hecho, una profesora me dijo que tenía el perfil para las Ciencias Sociales. De ahí, poco a poco comencé a ingresar en ese campo y cuando tuve la oportunidad de profesionalizarme con la Universidad del Valle, estudié esa carrera, aún en medio de las dificultades. Yo creo que cuando uno desea algo lo hace con amor, entrega, lo hace bien y lo saca adelante”.

Es licenciado en Ciencias Sociales, Magíster en Sociología y Doctor en Ciencias Ambientales, cada uno de esos títulos obtenido en la misma Alma Máter de su pregrado. Cree en la interdisciplinariedad, de hecho, considera que parte de su formación académica refleja ese pensamiento, sistémico y complejo, que intenta promover y aplicar en cada uno de los espacios donde entra a aportar con sus conocimientos.

Consecuente a esos intereses académicos, el docente Uribe ha ejecutado diversidad de proyectos en múltiples temas, como el campo de los estudios territoriales y la acción colectiva. De este modo ha investigado temas como los movimientos sociales, mujeres y LGBT, así como las políticas de desarrollo urbano, los asentamientos informales y las luchas sociales por el derecho a la vivienda. En la Universidad, Hernando hace parte del grupo de investigación en Conflictos y Organizaciones, el cual tiene categoría A1 en Colciencias.

Su carrera docente la inició como profesor contratista en la Universidad de Caldas, luego, en el 2003 llega a la Autónoma de Occidente en el área de Ciencias Ambientales, para pasar después a la facultad de Humanidades donde estuvo diez años, hasta este año donde fue encargado como Jefe de Departamento en la facultad de Comunicación y Ciencias Sociales, en el marco del plan 2030. “Este ha sido un proceso de aprendizaje interesante, de establecer relaciones muy bonitas con compañeros,  con quienes hemos producido una cantidad importante de documentos y libros en el área de la investigación”.

Su amor por la docencia se expresa por su necesidad analítica, pues le interesa comprender todo aquello que acontece dentro la sociedad, “me gusta develar los ejercicios ocultos que existen en la sociedad”. Por otro lado, su contacto con la visión de los jóvenes recalca que es otro beneficio de esta labor profesional, pues lo mantiene con una visión fresca y en constante retroalimentación, “es linda esa complementariedad del ejercicio de docencia porque mientras se enseña uno también aprende, porque se recibe aprendizaje de los estudiantes mientras se imparte clase”.  Por supuesto, también exalta la investigación, debido a que gracias a ello, logró descubrir y enfrentar cosas que otros no han hecho, “el investigador de las ciencias sociales y ambientales tiene como tarea romper con las falsas transparencias de la sociedad, encontrar procesos que para nada son sencillos de ver o de percibir. De pensar en cuestiones que te ponen a reflexionar sobre lo que es la vida”.

En cuanto a los retos que observa desde este nuevo rol, en marco del plan 2030 de la Universidad, desde la disciplina de la economía, considera que parte de su tarea es abrir el panorama de esta profesión hacia una mirada global y actual del mundo, en sintonía con la situación actual de la sociedad y el planeta. Asimismo, cree pertinente que las Ciencias Sociales además de aportar con la construcción de conocimiento en el entorno académico, tiene también la difícil tarea de incidir con sentido práctico en la sociedad, “la ciencia debe entrar en contacto con el entorno, con el mundo del que hace parte. Proponer acciones y soluciones a los problemas de la sociedad. Por ejemplo, en un contexto de crisis ambiental global, como expresión de una crisis del modelo civilizatorio, la Universidad tiene mucho que aportar, sobre todo cuando viene consolidando la dimensión de la sustentabilidad. Como integrantes de la especie humana, y sensibles a las dificultades que experimenta nuestro planeta, estamos en la obligación de aportar con ideas frescas para ir hacia un rumbo distinto. El planeta es también nuestra responsabilidad como como comunidad académica”.

También, enfatiza en la necesidad de convocar a más estudiantes en el ámbito de la investigación, adoptando, además una visión más comunitaria y en pro de proyectar sus resultados a la región “debemos profundizar y darle un mayor espacio a la investigación. Es necesario y urgente tener la posibilidad de conocer otros saberes, como los saberes comunitarios y los ancestrales”.

La vida personal de Hernando Uribe, no es muy diferente a cualquier otra persona. En medio de sus reflexiones y pensamientos, también se manifiestan gustos y una personalidad que lo hace distintivo, es así como se declara, por ejemplo, fan de Rocío Durcal y de la música clásica.

En cuanto al cine, opta por el cine no comercial, generalmente el latinoamericano o el francés, “ese es el cine que te pone a pensar y reflexionar”, indica Hernando. En cuanto a la literatura, su orientación está en línea del realismo mágico, con autores como Isabel Allende y Gabriel García Márquez. Con respecto a textos especializados de su campo, destaca a Pierre Bourdieu y Michele Foucault, así como a los latinoamericanos como Enrique Leff, Aníbal Quijano, Silvia Rivera y Orlando Fals Borda.

Hernando se describe como una persona alegre, pero a la vez serio y medido en cada acto que comete, también, acepta que es muy emotivo y romántico, “hay cosas que para otros puede ser “normal” pero a mí me llenan los ojos de lágrimas”.

Momentos memorables para él, los ata con el nacimiento de sus hijos, la celebración de los 15 años de su hija y con la culminación del doctorado. “Fue una emoción grande, sobre todo cuando has tomado el camino de formarte en la educación y docencia. Alcanzar este nivel es fascinante llena mucho el espíritu se da cuenta que uno puede hacerlo que no hay límite de nada independiente de las dificultades pero cuando se tiene claro para dónde va, nada te detiene. Además, el esfuerzo no solamente mío sino de mucha gente que acompañó este proceso: mi familia y los más allegados. En todo este proceso, el apoyo de la Universidad Autónoma fue clave y estoy enteramente agradecido por todas las oportunidades que me han brindado”.

La fotografía tiene un encanto particular para él, pero no tiene conocimientos técnicos en este tema. También, disfruta del canto aunque reconoce que no lo hace muy bien. Otro de sus hobbies es escribir, en estos momentos está en proyecto de la escritura de un cuento titulado  ‘La danza de la bella dama’, “llevo como tres años escribiéndolo, doce páginas y no lo he terminado de escribir. Me da miedo sacarlo, no sé todavía, son los temores, pero sí lo sé que lo voy a sacar cuando sienta que está bien”.

En la comida, los fríjoles son su plato predilecto. En sus relaciones con terceros, aclara que nunca ha sido de muchos amigos pero los pocos que tiene los valora profundamente. Su centro es su familia, primordialmente sus hijos. Él es Hernando Uribe, la persona que se halla detrás de uno de los nuevos departamento que hoy se hallan en la facultad de Comunicación y Ciencias Sociales.